
El ingeniero Agrónomo del INTA, Alejandro Kraemer, habló con Radio Sudamericana sobre la difícil situación del campo ante la sequía y el frío, lo que ocasionó disminución de la oferta forrajera, aparición de malezas, desplazamiento de hacienda y drenaje de los reservorios de agua.
La extrema bajante del río Paraná es un hecho ineludible que traerá aparejados problemas productivos y ambientales a escala regional. De acuerdo con información del Instituto Nacional del Agua (INA), “prevalece una tendencia descendente en todas las secciones del río Paraná en territorio argentino que continuará predominando en los próximos tres meses”, según indicaron.
El Ingeniero Agrónomo Alejandro Kraemer, Coordinador Territorial de Extensión del INTA Estación Experimental Agropecuaria de El Sombrerito Corrientes dialogó con Radio Sudamericana y explicó: “Por ahí la bajante del río en forma directa no tiene mucho efecto pero si tiene un efecto indirecto porque produce un desagüe mayor de las reservas de aguas, de los reservorios de aguas dentro de los campos ganaderos, un problema de pasto y en los bajos le viene un poco mejor porque puede ingresar en lugares donde antes no podía entrar”.
De acuerdo con el diagnóstico realizado por especialistas del INTA, una de las actividades productivas más afectadas será la ganadería de islas, que se desarrolla en una extensa zona a lo largo del río.
“El campo viene sufriendo, el estado de los animales no son buenos, se combinan las heladas con la falta de lluvias. Este es el peor momento de los últimos casi dos años en que se viene viviendo una situación así, sobre todo en la zona norte. Lo que se agrava es la cuestión del abigeato en las islas porque los animales tienen que salir a las orillas a buscar agua y ahí son cazados”.